¿Qué es la Evaluación Psicológica? Más allá de las manchas de tinta.

Imagina que te lanzas al mundo de la terapia por primera vez, emocionado y quizás con algo de nervios. De repente, el psicólogo menciona que las primeras sesiones serán de… ¡evaluación! Tal vez en tu cabeza te imaginas una escena de película: tú recostado en un sofá mientras un psicólogo con gafas redondas y barba te muestra manchas de café diciendo: «Dime, ¿Qué ves aquí? ¿Un pato bailando o tus miedos más profundos?»

¡Tranquilidad! Es hora de desmitificar. Dejemos las películas de lado y sumerjámonos en la verdadera esencia de la evaluación psicológica.

La evaluación psicológica no es el ‘CSI’ del inconsciente, sino que se encarga de identificar tanto las variables del contexto como los patrones de comportamientos, pensamientos y emociones que están en el mantenimiento del problema. No hablamos de cuestionarios que te preguntan qué tipo de croqueta eres según tu personalidad, ¡no! Hablamos de herramientas serias, respaldadas por la ciencia, y que, tristemente, no te dirán nada sobre tu croqueto-personalidad.

Ahora bien, una de las herramientas más poderosas en este trabajo detectivesco es el análisis funcional de la conducta. Esta es una herramienta con gran respaldo científico y muy asentada en la psicología clínica. Se trata de identificar:

  1. Antecedentes: Se refiere a los eventos o circunstancias que ocurren antes del problema. Ayudan a saber qué desencadena el problema.
  2. Respuesta: Es el comportamiento específico que se está analizando. La palabra respuesta se entiende de manera amplia, desde un pensamiento o sentimiento hasta una acción física.
  3. Consecuencia: Se refiere a lo que sigue a la conducta. Es importante diferenciar entre las consecuencias a corto y largo plazo. Muchas veces los consecuentes a corto plazo pasan desapercibidos y son fundamentales para comprender qué mantiene el problema. Aquí no nos preguntamos por qué nos comportamos así, sino para qué.

El análisis no busca solamente el «¿por qué?», es más bien como un juego de detectives que pregunta «¿para qué?». ¿Para qué evitas el ascensor? Quizá para evitar sentir ansiedad ¿Para qué evitas acudir a un examen? Quizá para no sentirte un fraude o un fracaso, etc. Para resolver estas preguntas es muy útil el autorregistro.

Este enfoque es particularmente útil para poder individualizar la terapia, porque permite a los profesionales de la salud mental identificar las circunstancias o eventos concretos que pueden estar contribuyendo a mantener problemática y ayuda a obtener información que permite saber que hay que trabajar con cada persona para cambiarlos.

Así que, la próxima vez que sientas que tu psicólogo te «interroga», imagina que está usando su lupa y sombrero de detective, tratando de juntar las piezas del rompecabezas que eres tú. Está buscando conocer qué antecedentes causan tus problemas, cuál es tu respuesta en esas circunstancias y qué consecuentes están manteniendo la situación. En la sesión de devolución de la información, te entregará una «radiografía» clara de lo que encontró, basada en esos tres vértices, que te explicará con detalle. Además, te explicará el plan terapéutico que seguiréis para llegar al cambio y resolver ese misterio juntos.

¿Listo para la aventura? Ah, y si aún te quedas con curiosidad, podemos explorar el caso ficticio de alguien con fobia a los perros y cómo, juntos, podemos comprender ese enigma. ¡Elemental, querido consultante!

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